Muy interesante. A mí lo que más me gusta de la pelis de Eggers es su capacidad de trasladarnos a otras épocas, otros sentires, otros zeitgeist. No solo es el cuidado en la producción y los diálogos sino que sus personajes no parecen hombres modernos disfrazados, sino que comparten los miedos y ambiciones, etc. propias de sus respectivas épocas. Por eso es un acierto que los monstruos y sus folklores sean reales, porque para ellos lo son más allá de toda duda. Dentro de esta interpretación, en el caso de Nosferatu ese zeitgeist sería el conflicto entre razón y ascetismo cristiano contra las pasiones y las reminiscencias de mitos paganos que esa sociedad victoriana que mencionas tanto se esforzaba por reprimir. Al final de la película, los personajes que se inclinan demasiado a un lado de la balanza, como Mina, Renfield o el Monstruo (dionisíacos), o a otro como Harding (ciencia) o Anna (cristianismo), acaban pereciendo y los que acaban aceptando su dualidad sobreviven (a lo mejor es una paja mental mía, de hecho luego vi más cosas, como que la peste fuera una enfermedad de pasiones que transmite el monstruo y que hace, por ejemplo, que Harding acabe enrollándose con el cadáver de su esposa).
Pero, a pesar de que lo sabía de entrada (y menos mal), la historia se resiente con esa redundancia de la historia de Drácula, algo que no pasaba en sus pelis anteriores. En mi cabeza no podía dejar de compararla con la peli de Coppola (más que con el libro de Stoker) y cuánto más se alejaba de ella, como en esa interpretación tan distinta del monstruo que comentas, o en las consecuencias que tiene su llegada sobre la ciudad, más ganaba. Ojalá en sus próximas pelis se aleje de historias manidas (se supone que El hombre del norte es una reinterpretación de Hamlet, pero no tiene nada que ver lo que innova la historia en esa peli, con lo que lo hace en esta) porque me parece que es cuando más rendimiento saca de su obra. He leído que va a hacer Dentro del laberinto 2. A ver qué sale.
Perdona por esta chapa que nadie me ha pedido, Ismael, es que la vi justo ayer y todavía me quema en la cabeza jajaja
Gracias por comentar! Tiene mucho sentido lo que dices —si lo entiendo— de que tienden a sobrevivir quienes logran navegar entre los dos extremos, aunque sea a duras penas. Mmm, interesante. Lo que no sentí es realismo de ningún tipo en los personajes, más allá de la ambientación de época. Los veo estereotipados a todos, me temo. El personaje de Dafoe roza el ridículo, con momentos como cuando se para delante de la cámara y murmura dramáticamente: "el vampiro", por no hablar de Renfield/Knock mordiendo a la paloma... Incluso me cuesta creerme a Ellen, la barrera entre el padecimiento y la sobreactuación es un poco difusa...
Sí, es todo es muy histriónico. A mí ese aire casi caricaturesco no me molesta si lo entiendo, o lo intuyo al menos, al servicio de la historia. Es como esos cielos diurnos de tormenta inmensa pero contenida, que tampoco parecen del todo reales, ¿no? O esos juego de enfoque don la cámara que ofrecen perspectivas imposibles, no sé. Con Eggers también he visto que muchas veces se le critica algo y entonces él saca un documento de la época que lo valida, aunque no creo que sea el caso jajaja
Muy interesante. A mí lo que más me gusta de la pelis de Eggers es su capacidad de trasladarnos a otras épocas, otros sentires, otros zeitgeist. No solo es el cuidado en la producción y los diálogos sino que sus personajes no parecen hombres modernos disfrazados, sino que comparten los miedos y ambiciones, etc. propias de sus respectivas épocas. Por eso es un acierto que los monstruos y sus folklores sean reales, porque para ellos lo son más allá de toda duda. Dentro de esta interpretación, en el caso de Nosferatu ese zeitgeist sería el conflicto entre razón y ascetismo cristiano contra las pasiones y las reminiscencias de mitos paganos que esa sociedad victoriana que mencionas tanto se esforzaba por reprimir. Al final de la película, los personajes que se inclinan demasiado a un lado de la balanza, como Mina, Renfield o el Monstruo (dionisíacos), o a otro como Harding (ciencia) o Anna (cristianismo), acaban pereciendo y los que acaban aceptando su dualidad sobreviven (a lo mejor es una paja mental mía, de hecho luego vi más cosas, como que la peste fuera una enfermedad de pasiones que transmite el monstruo y que hace, por ejemplo, que Harding acabe enrollándose con el cadáver de su esposa).
Pero, a pesar de que lo sabía de entrada (y menos mal), la historia se resiente con esa redundancia de la historia de Drácula, algo que no pasaba en sus pelis anteriores. En mi cabeza no podía dejar de compararla con la peli de Coppola (más que con el libro de Stoker) y cuánto más se alejaba de ella, como en esa interpretación tan distinta del monstruo que comentas, o en las consecuencias que tiene su llegada sobre la ciudad, más ganaba. Ojalá en sus próximas pelis se aleje de historias manidas (se supone que El hombre del norte es una reinterpretación de Hamlet, pero no tiene nada que ver lo que innova la historia en esa peli, con lo que lo hace en esta) porque me parece que es cuando más rendimiento saca de su obra. He leído que va a hacer Dentro del laberinto 2. A ver qué sale.
Perdona por esta chapa que nadie me ha pedido, Ismael, es que la vi justo ayer y todavía me quema en la cabeza jajaja
Gracias por comentar! Tiene mucho sentido lo que dices —si lo entiendo— de que tienden a sobrevivir quienes logran navegar entre los dos extremos, aunque sea a duras penas. Mmm, interesante. Lo que no sentí es realismo de ningún tipo en los personajes, más allá de la ambientación de época. Los veo estereotipados a todos, me temo. El personaje de Dafoe roza el ridículo, con momentos como cuando se para delante de la cámara y murmura dramáticamente: "el vampiro", por no hablar de Renfield/Knock mordiendo a la paloma... Incluso me cuesta creerme a Ellen, la barrera entre el padecimiento y la sobreactuación es un poco difusa...
Sí, es todo es muy histriónico. A mí ese aire casi caricaturesco no me molesta si lo entiendo, o lo intuyo al menos, al servicio de la historia. Es como esos cielos diurnos de tormenta inmensa pero contenida, que tampoco parecen del todo reales, ¿no? O esos juego de enfoque don la cámara que ofrecen perspectivas imposibles, no sé. Con Eggers también he visto que muchas veces se le critica algo y entonces él saca un documento de la época que lo valida, aunque no creo que sea el caso jajaja
Un texto con un puñado de reflexiones sumamente interesantes.
Gracias por compartirlo 👌
Me alegro de que te haya interesado, gracias.